Las hojas de otoño, arremolinadas en dos o tres pisos de color escarlata entre los pinos, han caído como sueños antiguos.
-Natsume Sōseki-
Lis
La utilidad
marginal de ese correoso encantamiento que nos arrebata demencialmente de la
pulcra consistencia —que jamás alguien mantiene en su oscuro sendero— hacia lo
desconocido, goza de la mismas características que cualquier otro bien; Es pues
este impulso, más que emoción, equivalente a cualquier otro bien que según las
circunstancias mezquinamente se permuta, que inescrupulosamente incrementa o decrece
su valor, que se jacta de la especulación en el atiborrado mercado de vacuas
palabras estimulantes.
Es pues casi
nula su utilidad cuando hay otra de esas mercancías próxima, y ni es necesario
que su proximidad sea tangible, basta con que sea una mención en murmullo decreciente,
basta y sobra con que la otra sea sólo una memoria de la efigie que llenaba la
hornacina de sus devociones pretéritas. Pues si hubiese aun cuando fuere un
aroma de interés adicional en la mente de cualquier ser, este puede merecerse
menos credibilidad, en cuanto a su lealtad, que el beato que alega haber visto la
gloria del invisible, pues un encantamiento socavará al otro, un interés sobrepujará
al otro; qué habrá al finalizar la escena sino un villano, un estólido.
El crisol
rebalsa y el hierro líquido será embebido hasta su asiento in petto. El tiempo lineal
se escapa apretujado a través del reticulado tramado de la necedad. Vacía y
obstinada yacerá la masa informe de humanidad que eligió vivir el eco nefando de un musical disonante,
que prefirió recibir la bofetada de la mandrágora descendiendo del cielo que se
la devolvió.-