domingo, 15 de enero de 2017

Del mochuelo horro

"...la mayor dicha está en el anhelo, y el verdadero anhelo sólo puede aspirar hacia algo inasequible."
-Goethe-

Lis


Un fracaso fue su tentativa Mauvaise foi, pensó, al retraerse a cada momento en que se sintió más o menos seguro de poder mantener al ave a su costado, haya sido este el diestro o el siniestro, aunque con el tiempo se corrigió y confirmó que ella siempre estuvo alrededor y dentro suyo, impregnando cada punto en donde él detenía su raciocinio, llegando hasta su tuétano y reformando sus modales, costumbres y hasta su misma pirámide moral, fue él la presa y nunca el trampero, fue ella la encantadora.

Siguió con su examen introspectivo: —Y es que algunas nacen con esa capacidad sobrenatural de doblegar y moldear, con el sólo pensamiento o al menos con un grácil movimiento de sus alas, el aparato volitivo de terceros, acariciando con precisión quirúrgica el sitio que debilita todo ese andamiaje base de la toma de decisiones y acciones. Y son, para mi afligida confirmación, entes libres en todo sentido, cuya libertad jamás inmolarán en jaulas de dimensiones distintas a las que ellas ya parametrizaron que podrían soportar. Penoso intento fue el mío, que arrancó con grilletes pasados y deficiencias inexcusables—.

Ninguna recriminación puede hacérsele al dulce placer otorgado libre y sin escatimar, y pese a que su abandono produce graves dolores psicogénicos, existirá siempre ese leve y fugaz escozor post mortem, producido por la interrogante de si mejor hubiese sido jamás haberlo experimentado, pues su ausencia pareciera peor que la pretérita urgencia de su realización.


Derrelicto, constante insensato, fracaso de “ser lo que no soy y de no-ser lo que soy”, contando las marcas holladas que jamás podrán ser desandadas, y mucho menos vueltas a andar, me encuentro observando cómo ella, con su vuelo ligero y despreocupado, decide con gracia celestial la dirección de esta limerencia, de este anhelo, de este breve pestañeo. “Sólo voy de paso”, canta desde su rama. “Bajaré cuando lo desee”, sigue su coro. “No somos el uno para el otro”, repite en eco su estribillo; entonces racionalizo murmurando: Ubi verba non sunt ambigua non est locus interpretationis, derramo una pinta de tristeza y me retiro con andar derecho, el pectoral hinchado, tratando de mantener la frente y los hombros erguidos, como ella aconsejase, esperando algún evento in extremis, algún suceso expiatorio de último momento, mientras en el lejano poniente el tiempo hace rechinar sus engranajes de vetusto fierro, y hace que las arenas inexpugnables caigan una a una sobre mi coronilla, acumulándose alrededor de mi pesado andar en círculos, mientras el bello mochuelo observa, agazapado en el verde follaje de algún árbol del que cuelgan frutas de la estación, con esos ojos escrutadores y esa libertad que le es sólo suya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario