Joe
De nuevo en el punto inicial o intermendio, quién sabe. Los vientos alisios han traído desperdicios y cismas, el esbozo fue errado y la consumación de lo execrado arribó con toda su pestilencia.
De nuevo en el punto inicial o intermendio, quién sabe. Los vientos alisios han traído desperdicios y cismas, el esbozo fue errado y la consumación de lo execrado arribó con toda su pestilencia.
Siervo de mi capacidad y visión heurística, y amarrado con hebras de memorias azules me encuentro esperando el aparecimiento del error, cabe aún la posibilidad del yerro común, del desacierto corriente, pese a que su aseveración fue apodíctica hay algo que no ha concluido, como en los días de la banca frente a la playa, como en los días de la melodía de Pires resonando en la gran bóveda móvil bajo el manto que perdía claridad a la venida del océano, cómo en el día que te fuiste sin saberlo -debido al miedo que nunca supe-, como en el día que nunca fui ni fuiste tú, ni fuimos ambos, como en el día que volviste y volví, como en el día que traspasamos el parapeto final y nunca volvimos a ser los mismos... como en esos días, algo quedó inconcluso.
El mar se despliega imponente e infinito frente al sujeto A, es tiempo de considerar la anécdota del trimestre a la luz cegadora de la divina razón, es momento de pasar a morar en la estancia de fobos y beber lágrimas de delfos. La casualidad vendrá de nuevo tras la luz perenne, desde el levante; el azar sustituirá las fichas, reacomodará los astros, regenerará el bombeador cercenado desde su mediastino, invertirá la traslación y traerá el silente olvido que mañana seleccionará memorias.
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